Piensa en un personaje que te guste mucho, puede ser un personaje de ficción de tu infancia o cualquier otro que guste mucho. Una vez lo tengas colócale todas las cualidades que tú veas en él, piensa en si es fuerte, atractivo/a, dulce, si todos le/a quieren, si es invencible, si es seguro/a de sí mismo/a… Puedes dibujarlo para así dejar que la información llegue a ti poco a poco, date cuenta mientras lo dibujas de qué sensaciones hace nacer en ti.
Ahí tienes al personaje y todas esas cualidades que parecen gustarte tanto, qué pasa ahora si piensas en las cualidades opuestas a las que has escrito, en lugar de fuerte débil, o en vez de seguro/a inseguro/a… te propongo que piensen en cómo te sientes tú cuando alguno de estos opuestos te visita, qué haces cuando te sientes poco atractivo/a, vulnerable, que nadie te quiere…
Las personas tendemos a identificarnos o a sentirnos mejor con ciertos estados que con otros, este ejercicio sirve para ver con qué cualidades nos asociamos, nos gusta vernos asociados y cuáles, a menudo, reprimimos o relegamos al lugar de la sombra, claro, porque no corresponden a la imagen ideal que hemos creado de nosotros mismos!
Cuál es el truco, no somos únicamente ni las unas ni las otras, a veces somos fuertes y otras veces vulnerables, a veces nos sentimos queridos y otras parece que el mundo se ha puesto en nuestra contra… el problema aparece cuando únicamente nos identificamos con una de las partes, lo que en Gestalt llamamos Polaridades. Cuando aceptamos los extremos de la línea que separa lo fuerte de lo vulnerable o lo seguro de lo inseguro, es entonces cuando nace lo que Fritz Perls llamó punto 0 o indiferencia creativa, el punto donde no me identifico con ninguno de los dos aspectos aparentemente opuestos, pues yo soy eso en lo que aparecen.
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