Los descubrimientos en el área de la psicología acerca del trauma, lo sitúan como el origen de una disfunción que afecta al sistema nervioso y por ende a la buena relación de la persona con su ambiente, relaciones, etc. El trauma se manifiesta en nuestras relaciones mediante la explosión de emociones que no podemos controlar y que generan mucho malestar en nuestro sistema. La terapia informada en trauma se basa en una mirada abierta y respetuosa con el síntoma del paciente, ya que sabe que este síntoma tiene su origen en una situación traumática del pasado que no ha sido bien elaborada o acompañada hasta ahora. La terapia informada en trauma genera un espacio muy seguro en el que la persona puede expresar su dolor y transformarlo por una sensación de alivio que va teniendo un efecto de mayor autestima en cada sesión.

El trauma grave puede proceder de situaciones de abuso fuertes como lo son el abuso sexual o la agresión física o psicológica por parte de un adulto en la familia o fuera de ella. Situaciones en las que ha habido un tutor alcohólico o ha consumido drogas, también repercuten de forma profunda en la autoestima de la persona que ha sufrido esa situación traumática. Sin embargo, hoy día sabemos que la falta de atención emocional, la indiferencia o la falta de presencia de un tutor en edades tempranas también son el origen de un sistema nervioso alterado. En un nivel colectivo, también podemos hablar de trauma, por ejemplo cuando las personas viven ahogadas soportando niveles de estrés elevados, ya sea por cuestiones laborales, familiares o personales.

Cada vez que una emoción nos altera sin que sepamos cómo gestionarla se puede decir que procede de una experiencia traumática. Cuando, como adultos, lidiamos con emociones difíciles de miedo, inseguridad, ira o dificultad extrema para responder con madurez a las situaciones que nos presenta la vida, podemos hablar de trauma en la infancia o en diferentes fases del desarrollo cognitivo de una persona. El síntoma traumático no es un problema, es la bandera roja que el sistema nervioso usa para hacernos ver que necesitamos ayuda.

A diferencia de otros enfoques que pueden centrarse en analizar el pasado o cambiar comportamientos específicos, la terapia Gestalt se enfoca en aumentar la conciencia del individuo sobre sus experiencias presentes. Esto ayuda a las personas a comprender mejor cómo sus percepciones y emociones afectan su comportamiento actual.

La terapia Gestalt es adecuada para cualquier persona interesada en mejorar su autoconocimiento y capacidad para manejar emociones y situaciones de vida. Es especialmente efectiva para aquellos que buscan resolver problemas de relación, ansiedad, depresión, y otros problemas emocionales.

En una sesión de terapia Gestalt, puedes esperar un ambiente abierto y de apoyo donde se te aliente a explorar tus pensamientos y sentimientos mientras suceden. Con diferentes actividades o experimentos para ayudarte a profundizar en tu autoconciencia y resolver problemas específicos.

Los beneficios a largo plazo de la terapia Gestalt incluyen una mejor capacidad para manejar el estrés y las emociones difíciles, relaciones más saludables, mayor confianza en uno mismo, y una sensación general de bienestar y plenitud en la vida.