Todos soñamos de vez en cuando con situaciones o personas desagradables y normalmente nos despertamos contrariados o con sensaciones que no nos gustan. Muchos de estos sueños tienen la capacidad de asustarnos y generalmente hacemos por no recordarlos o dejarlos de lado ya que a menudo no tenemos idea de lo que el sueño trata de decirnos con cosas así.
Desde la Terapia Gestalt trabajamos los sueños de forma que las imágenes que aparecen en ellos son representaciones simbólicas de proyecciones de la psique de la persona que sueña. Esto significa que las personas o elementos que sueño representan partes de mi, son mis pensamientos, mis sensaciones, mis sentimientos…
Nuestro inconsciente es nuestro, es decir, forma parte de nosotros, así que no tiene ningunas ganas de hacernos daño, lo único que quiere es comunicarse con nosotros y avisarnos muchas veces de actitudes nuestras que no nos son beneficiosas.Él no utiliza el mismo lenguaje que nosotros, su comunicación es simbólica, representativa… cuando nos plantea escenas que no entendemos es lógico, porque está sacando de nosotros aspectos nuestros no reconocidos por ahora.
Una persona me contó hace unos días un sueño en el que alguien le hacía daño, ella se asustó mucho y el sueño la incomodó varios días, incluso al contarlo su cara expresaba el miedo y la confusión por las imágenes que recordaba de su sueño. Yo le pregunté por las sensaciones físicas y me contó que el personaje la agarraba fuertemente desde la cabeza y no la dejaba marcharse, sentía la presión en la cabeza y muchas ganas de gritar, pero no podía. Le pedí que se concentrara en esas sensaciones y le pregunté si le eran familiares, tras pensar un poco se dio cuenta de que efectivamente eran familiares. Ella está atravesando un momento difícil en un área de su vida y no se está permitiendo expresar lo que está sintiendo, porque además no era consciente hasta el momento del sueño de cómo eso la estaba afectando. El sueño le mostraba el daño que ella misma se hacía al aguantar cierto tema hasta el punto de angustiarse, con los consecuentes dolores de cabeza que desde hacía semanas padecía.
El sueño y el trabajo posterior con él permitieron que algo inconsciente se hiciera consciente para esta persona, pudiendo así hacer algo respecto al tema en cuestión. En este caso concreto, la persona decidió poner un límite a la situación que estaba provocando esos dolores en su vida.
Así pues, no debemos temer nuestros sueños, sino abrirnos a la comprensión de su mensaje, ya que éste suele venir para ayudarnos, para aportarnos. Una buena forma de empezar a familiarizarnos con el sueño es escribirlo, mientras lo escribo me fijo en las sensaciones, emociones, pensamientos que tengo dentro de él. Si hay otros personajes puedo escribir el sueño desde la perspectiva de éstos, cómo me ven en el sueño, qué piensan o sienten hacia mi. Es posible que sus visiones digan mucho de visiones de mi mismo que no reconozco aún, esto es lo que llamamos una proyección, un personaje representa un pensamiento, sensación o sentimiento que en realidad es mío.