Según Sigmund Freud, en los sueños aparece el contenido inconsciente y personal que tiene que ver con nuestros deseos y pulsiones profundas. Desde esta perspectiva, soñar que muere alguien a quien amamos no significa necesariamente que deemos su muerte, sino más bien que la necesidad de cambio en esa relación es fuerte. Esa sería la forma simbólica que tiene el sueño de mostrarnos la dificultad que estamos viviendo con cierta persona.

Algunos profesionales se han decantado por teorías menos psicológicas, las cuales se refieren a los sueños como consecuencia del caos que producen la multitud de experiencias que vivimos en nuestro cerebro. Los sueños serían entonces el intento de poner orden y dar sentido a las imágenes que no nos llegan organizadas.

Por otro lado, parece que la función del sueño puede ser útil a nuestra memoria, quedando más fácilmente guardada la información en nuestro cerebro tras ser procesada en ellos (muchos descubrimos en nuestros años de estudiantes que, leyendo la noche anterior a la prueba en cuestión, el contenido de la materia se recordaba durante el examen de forma más fácil).

Personalmente me resulta muy interesante y he comprobado en mis propias experiencias oníricas que es así la visión del filósofo y neurocientífico finlandés, Antti Revonsuo, el cual explica que los sueños son un lugar para relacionarnos con peligros potenciales, resultando los sueños en un espacio para entrenar nuestras capacidades frente a las cosas que nos preocupan. Así, soñar que debemos saltar desde un acantilado, con las dificultades que esta situación puede acarrear a nivel emocional, puede convertirse en un sueño recurrente que me ayuda a tomar conciencia de aspectos diferentes que ayudan a que finalmente emprenda sin miedo (o con él) el salto.

Igual de interesante y fascinante es la teoría de la investigadora de Harvard Deirdre Barrett, la cual se ha decantado por estudiar la función creativa de los sueños. Desde su perspectiva, la mente soñante es capaz de hacer más y nuevas asociaciones que la mente despierta, aportando en este sentido soluciones a cuestiones antes no resueltas. Véase el caso de artistas como Paul McCartney que soñó con la melodía de “Yesterday” o Mark Twain que utilizó a diario sus sueños en su obra creativa.

Como se puede ver, los sueños no puden definirse como algo que sirve para algo concreto y específico, sino que podemos acercarnos a ellos desde muchas y diferentes perspectivas. Lo que está claro es que los sueños siempre han sido importantes en tiempos pasados, donde quizás se les daba una connotación más metafísica, incluso se creía que el Dios traía las respuestas y curación a través de ellos (egipcios, griegos, romanos, mongoles, aztecas, incas…). Los budistas hoy utilizan sus sueños para desarrollar la conciencia y en su práctica espiritual, los indios iroqueses continuan hoy compartiendo sus sueños cada día y muchas tribus amazónicas dan especial importancia a sus sueños.

Desde mi punto de vista, la persona que hoy se interesa pos sus sueños tiene las características de alguien sensible capaz de percatarse de detalles que a otros pueden pasarles desapercibidos, en este sentido es alguien que ya está, paradójicamente, bastante despierto. Asimismo, un soñador o soñadora sospecha de lo aparente y se pregunta si en la moneda pueda haber otra cara que la complemente, de ahí su gran capacidad para crecer y trascender sus circunstancias, conviertiéndose en alguien con un gran potencial para evolucionar.

¿Te gustaría covertirte en un soñador o soñadora y aprender a desarrollarte y crecer junto con tus sueños?